El Reino Unido está a punto de experimentar una revolución automotriz con la reciente aprobación de la Ley de Vehículos Automatizados (AVA). Esta legislación permitirá que los vehículos autónomos circulen por las carreteras británicas a partir de 2026, situando al país a la vanguardia de la regulación de la tecnología de conducción autónoma. Esta medida no solo promete mejorar la seguridad vial y reducir el número de accidentes causados por errores humanos, sino que también se espera que impulse significativamente la economía del país, creando miles de empleos y atrayendo inversiones millonarias.
Avances en la legislación y su impacto en la seguridad vial
La seguridad vial es una prioridad fundamental de la nueva legislación. Se espera que los vehículos autónomos reduzcan drásticamente los accidentes de tráfico, ya que el 88% de las colisiones viales son atribuidas a errores humanos. La ley exigirá que los vehículos autónomos alcancen un nivel de seguridad comparable al de los conductores humanos más cuidadosos y competentes. Además, los vehículos deberán pasar rigurosos controles de seguridad antes de recibir la autorización para circular.
El secretario de Transporte del Reino Unido, Mark Harper, ha destacado que esta nueva ley es un hito para la industria de conducción autónoma, con el potencial de cambiar para siempre la forma en que viajamos. Harper afirmó que aunque los conductores seguirán teniendo la opción de conducir por sí mismos, la disponibilidad de vehículos autónomos a partir de 2026 supondrá un impulso tanto para la seguridad como para la economía del país.
Crecimiento económico y generación de empleo
La industria de los vehículos autónomos tiene el potencial de convertirse en un motor económico clave para el Reino Unido. Se estima que esta industria podría generar 42 mil millones de libras y crear 38.000 empleos cualificados para 2035. Entre 2018 y 2022, el sector ya atrajo inversiones por valor de 475 millones de libras y generó 1.500 nuevos puestos de trabajo. Empresas innovadoras como Wayve y Oxa están liderando el camino en el desarrollo y prueba de esta tecnología en ciudades como Londres y Oxford.
Wayve, por ejemplo, ha asegurado más de mil millones de dólares en inversiones para avanzar en su tecnología de inteligencia artificial, con apoyo de importantes compañías como SoftBank, Microsoft y Nvidia. Esta startup se centra en la “IA incorporada”, que permite a los vehículos interactuar con el comportamiento humano y aprender de él en entornos del mundo real. Oxa, por su parte, planea lanzar su software “Oxa Driver” en varios servicios de pasajeros en el Reino Unido y Estados Unidos antes de fin de año.
Responsabilidad y marco regulatorio
Uno de los aspectos más innovadores de la Ley AV es la claridad en cuanto a la responsabilidad en caso de accidentes. La legislación establece que, cuando un vehículo está en modo de conducción autónoma, la responsabilidad recae en la “entidad autónoma autorizada”, que puede ser el fabricante del vehículo, el desarrollador de software o la compañía de seguros. Esto significa que los conductores no serán responsables de los incidentes relacionados con la conducción mientras el vehículo esté en control.
Para asegurar la confianza del público en esta tecnología, el sistema de aprobación de vehículos estará respaldado por una función de investigación de incidentes completamente independiente. Esto permitirá una cultura de aprendizaje y mejora continua, similar a la de la industria de la aviación. Las empresas tendrán obligaciones continuas de mantener sus vehículos seguros y garantizar que sigan cumpliendo con las leyes británicas.
La nueva legislación británica no solo pone al país a la vanguardia de la innovación en vehículos autónomos, sino que también promete hacer de las carreteras un lugar más seguro y eficiente. La aprobación de la Ley de Vehículos Automatizados marca el inicio de una nueva era en la movilidad, donde la tecnología y la seguridad trabajan de la mano para transformar el futuro del transporte.